¡Están locos estos romanos!

¡Están locos estos romanos!

¡Están locos estos romanos!

Eso opinaban los irreductibles galos que defendían su aldea del romano invasor… Pero a pesar de su locura y del tiempo que ha pasado, nos rodean sus inventos. Calzadas, acueductos, edificios…¡eso es lo obvio! Nuestro idioma, ¡ni falta hace decirlo! Pero además las leyes -¡el derecho romano!-;  la estructura social…. ¡y aquí seguimos! Por eso, hoy en la sección que dedicamos a los libros os presentamos uno muy curioso sobre, precisamente el calendario romano: también fueron los romanos los que idearon la forma de medir el paso del tiempo. Es un libro muy entretenido que os recomendamos vivamente: ¡hay tanto detalle y tanta historia detrás del repaso a su vida cotidiana que asombra lo lejos en el tiempo, pero lo cerca que estamos de ellos! De los romanos tomamos los días de la semana, los meses del año, las estaciones

Los romanos y el calendario

Para empezar, ¿sabemos que es un calendario? es la primera pregunta que se plantea Néstor F. Marqués, autor de Un año en la antigua Roma, que es el libro al que dedicamos el post. Nos cuenta, que en latín, la palabra “con la que se designaba (…) era fasti“, que deriva de “fas, lo que está permitido -a ojos de los dioses-.” Y que eran juicios y asuntos legales para los que los romanos tenían establecidos determinados días: se llamaban dies fast“. ¿Y  lo de calendario? Pues deriva del latín kalendarium si, pero no se refiere a ese al que le quitamos las hojas al acabar los meses, sino “al libro de registro de las deudas”: estas debían pagarse el primer día de cada mes y ese día recibía el nombre de kalendae. Nos explica el autor, que muy posteriormente -siglo VII- fue Isidoro de Sevilla el que utilizó esta palabra para registrar “los santos y sus festividades a lo largo del año.” De los pagos en kalendas viene la expresión ad kalendas graecas, es decir, algo que no va a pasar nunca. Los griegos usaban otro modelo para medir el tiempo, de manera que utilizar dicha expresión venía a ser como tener claro que alguien no iba a pagar.

Los romanos y los días de la semana

La semana-nundinae– romana tuvo en su origen ocho días. Aunque pasaron a ser siete posiblemente “durante el periodo helenístico”. Lo utilizaron también los astrónomos de Alejandría. El uso de este sistema de división de los días estaba muy extendido y era habitual en todo el este mediterráneo. Así, nos explica el autor, fue copmo llegó a Roma. Cada día estaba regido por una “divinidad planetaria”. Divinidad porque estaba dedicada a un dios y planetaria porque los astrónomos veía moverse a las estrellas brillantes  por el firmamento. Y les dieron el nombre de planetas, que en griego significa errante. Y los habían ordenado, aunque a nosotros hoy nos choque, según la distancia a la que estaban de la Tierra  del más lejano al más cercano: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna. ¿Os suena?

Los romanos y los meses del año

El año estaba divididos en los mismos doce meses de hoy. En cada uno se señalaban las festividades –feriae-, a quien estaba dedicado o cualquier otra cita importante que hubiese que tener en cuenta. Los día de fiesta –dies festi– no se trabajaba y se multaba a quien osaba hacerlo. Se anotaban también los días en los que había espectáculos –gladiadores, teatro– pero estos días eran de categoría inferior. Sólo eran dies ludi y se podía mantener actividad sin que a uno le dieran el alto y tuviera que pagar por saltarse la norma. Además de las fiestas públicas y las privadas en el calendario se destacaban las “victorias -o derrotas- militares importantes, fechas de dedicación de los templos a los diversos diosos romanos e incluso hechos sobrenaturales como la caída de rayos sobre estatuas, malos augurios de los que convenía protegerse“. ¿Qué os parece? ¡A dan ganas de seguir leyendo??

 

El mes de junio de nuestros romanos

Por poner uno… ¡aunque nada de spoilers! Es simplemente para que os hagáis una idea. El 1 de junio, por ejemplo. En el año 344 a.C se había dedicado un templo a Juno por haber avisado con ayuda de los gansos -aves consagrados a la diosa- de la presencia de invasores galos que pretendían pillar por sorpresa a los romanos atrincherados tras el saqueo de la ciudad. Por eso a Juno también se la conocía por Moneta -en latín, la que avisa-. Años después “se instaló ad monetam -junto al templo de Juno Moneta– la ceca oficial en la que se comenzó a producir el dinero de Roma”. De ahí la asociación de ceca con moneta,  que acabó siendo moneda hasta el día de hoy.

El libro es muy entretenido y tiene miles de historias, detalles, curiosidades … ¡es para pasar muy buenos ratos. Si pincháis sobre el nombre del libro se abre el enlace a Casa del Libro. ¡Merece mucho la pena! ¡Nos ha costado mucho decidir de entre todo lo que allí se esconde, qué os adelantábamos. ¡¡Mucho, mucho, mucho!!

 

(Dibujos: Obelix; y del propio libro:  Un año en la antigua Roma: la vida cotidiana de los romanos a través de su calendario, Néstor F. Marqués; 2018, Espasa

, 2018