Imagen, identificación y memoria

Para crear una «marca sólida» buscamos una imagen: aquella que represente y reúna mejor lo que queremos «vender». A partir de ella trabajamos después para que se quede en la memoria de la gente y se nos identifique con un solo golpe de vista. Para posicionarla.

Hasta aquí, nada nuevo.

Pero si esto lo tenemos claro para «las marcas», en organización de actos lo tenemos que tener claro, sobre todo,  para aquéllos que se repiten en el tiempo. Las entregas de premios son un buen ejemplo: no sólo tienen «marca» que identificamos al momento -«Príncipe de Asturias», «Oscar», «Goya»…- sino que, además, tienen un ceremonial, un lugar emblemático en el que se celebran y unos «ritos» que se repiten. Puede costar encontrar el camino hasta pulir el conjunto pero hay que encontrarlo. Si los bebés no se parecen a nadie, pero cuando son mayores y les vemos en las fotos de cuando nacieron, decimos eso de «si ya tenía esta cara cuando vino al mundo», pensemos en ello cuando de nuestro acto se trata.

De ejemplo, aquí van unas cuantas fotos de varios años de los «Premios Ortega y Gasset» de periodismo que se entregaron anoche en Madrid: desde la edición de 1984 a la de hoy hay un camino recorrido, unas formas y herramientas que han cambiado mucho, pero un germen inicial que ayer estaba bien vivo y desarrollado en todos y cada uno de los aspectos del acto.
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