¡Me toca a mí!

15 enero 2014

Viendo la revolera que se ha montado con el asunto “Wert-Cospedal” en la presentación oficial del programa de actos del IV centenario del fallecimiento de El Greco en el auditorio del Museo del Prado ayer, nos hacemos la siguiente reflexión documentada que queremos compartir con todos.

Cuando se organiza un acto en el que van a intervenir varias personas el orden de dichas intervenciones depende de muchos factores. Para empezar, de quien promueva el acto: del anfitrión a quien el Art. 4 del RD 2099/83 le otorga la capacidad, entre otras, de:
1) ocupar un lugar específico:
-preside
-u ocupa un lugar inmediato al que preside
2) organiza, convoca e invita
3) determina el protocolo de los invitados según el tipo y la filosofía del acto
4) recibe a sus invitados

Entre sus funciones están la de marcar el inicio y el fin del acto y en cuanto a las intervenciones:
a) si es la máxima autoridad:
– un representante interviene en primer lugar
– anuncia y concede las intervenciones
– cierra los discursos
b) si no es la máxima autoridad:
– es el primero en tomar la palabra: agradece la asistencia, explica los motivos del acto, presenta a los demás miembros de la presidencia
– y deja a su invitado de honor que cierre el turno de intervenciones

Si añadimos, que el orden de las intervenciones es el inverso al de la mesa presidencial, la única dificultad que tiene conseguir que esto salga bien es avisar a todos los participantes del momento exacto en que les toca intervenir. Facilita mucho decir quien va antes y quien después, pero en cualquier caso no es algo que se improvise en el momento.

Para llegar al punto de que dos intervinientes no sepan a quien le toca hablar cuando ya está el acto en marcha y ellos sentados en la primera fila esperando a ser llamados al atril, significa, que lo que hay es un clamoroso fallo del equipo de protocolo: o bien no se ha avisado a quien tiene que intervenir; o bien no se ha trabajado la secuencia de las intervenciones partiendo de la presidencia que ha marcado el anfitrión y se ha improvisado en el último segundo o bien se han comunicado mal las decisiones entre los diferentes departamentos de protocolo: el de la entidad organizadora y los de las autoridades que van a intervenir en el acto.