Saludando, que es gerundio…

Lo de saludar es algo que se va perdiendo poco a poco: antes a nadie se le ocurría cruzarse con cualquier persona y no dar, al menos los “buenos días”. Ahora, eso no ocurre. Ya se sabe: hemos perdido la educación. Sin embargo, en cuanto se trata de ver cómo saluda la Reina al Papa, cuánto se agacha Fulana o Mengana ante la Reina o cuando algunas muestran muy poco arte al  saludar al rey, todo son opiniones y “lecciones de buenos modales” a lo Marisabidilla.

Hemos visto ya varias veces -¡qué pesadilla!- que aunque requiere cierta habilidad, no tiene dificultad alguna saber estar a la altura de un real saludo. Hemos publicado todas estas entradas al respecto: Saludar a la reina no es para desmelenarse, El saludo protocolario,  Saber saludar al rey,  Curiosidades japonesas y  este comentario protocolario con ayuda de una foto.

Pero, ¿y cuando no se trata de reyes? Repasemos algunas normas de cortesía -que no de protocolo- que no hacen mal a nadie y, sin embargo, suman.

Para empezar, el saludo es, sencillamente, una muestra de la relación que tenemos con una persona. En su origen fue demostración de paz, de no agresión: si se dan las manos es porque no se tienen armas en ellas y aunque en cada país los saludos pueden ser diferentes (los esquimales se frotan la nariz; los japoneses, ni se rozan), en todos, en todos, las gentes se saludan, aunque sean diferentes las formas. Lo más habitual es:

El apretón de manos: que debe ser firme y mostrar carácter. No hay que sacudir la mano y no debe durar más de cinco segundos.

apretón

El abrazo: que nunca tiene que ser “sonoro”. Sólo es una forma de saludar para hombres cuando hay amistad. No se hace en actos laborales o sociales.

Rey Juan Carlos con Mario Soares en Portugal

Beso en la mejilla: ¡aquí siempre hay dudas! y no se puede decir que haya una norma estricta al respecto. Lo mejor es “observar”: la mujer marca la pauta de como quiere que le saluden: apretón de manos o beso. Si no se manifiesta es mejor dar la mano. Hay que procurar que no sean sonoros, pero sí se roza la mejilla. En cuanto a “dar besos” en la oficina o en algún ámbito laboral..¡cuidado! La mujer ocupa puestos y tiene rango: no se deben dar besos. ¡Y no es una cuestión de sexo débil!

Merkel y Sarkozy2

Besar la mano (Besamanos):
En realidad, no se besa la mano, sólo se hace el gesto. Al hacerlo, se mira siempre a los ojos de quien saludamos (¡fuera gafas de sol!).

 Dela Quadra y Aguirre  Bachelet y presidente del Perú

Tras el saludo suelen hacerse las presentaciones: no entre dos personas que se conocen, evidentemente, pero sí, cuando se saluda a instancias de una tercera persona. Por ejemplo, el anfitrión del acto al que hemos sido invitados o, en actos oficiales, la persona encargado del protocolo. En estos casos, conviene recordar algunos consejos:

-es mejor no utilizar la expresión esposo: mejor, marido;
-cuando se presentan dos parejas, primero se presenta a las mujeres y luego a los hombres;
también prevalece el cargo, la edad y el sexo en el orden de las presentaciones (aunque en actos sociales siempre va primero la mujer; en actos de empresa prevalece el cargo y a igual rango e igual sexo, prevalece la edad)
-las frases más habituales que se utilizan al ser presentados son: “encantada de conocerte/le”, “mucho gusto”, “tenía ganas de conocerte/le”
-si se olvida el nombre o bien se disculpa uno diciendo que se ha olvidado o se utiliza el clásico truco de “¿ya os conocéis, no?
-presentará el de mayor al de menor cargo y el de mayor, al de menor edad
-para saludar hay que estar en pie, ellas y ellos, sobre todo si se va a saluda a una persona de más edad
-un civil nunca debe saludar de forma militar (ni siquiera el ministro de defensa)
-a los consortes de las infantas no se les hace reverencia

Parece sencillo, ¿verdad? Pues ni lo de darse la mano para la foto sale bien…

darse la mano