Sinfonía de botellas
No es cuestión de morirse de sed. Pero siempre hay un término medio muy aceptable entre cubrir con soltura la necesidad de beber de los que se reúnen a trabajar en una mesa y la decoración con botellitas de agua que parece que se impone.
No sólo es hacerle publicidad gratuita a la marca, es quitar protagonismo a las personas para dársela al agua: en la imagen final que quede en los medios de comunicación estará ya para siempre la botella antes que la persona.