To be a First Lady is not only a position to enter (III)

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3. La anfitriona

El cargo es el cargo y como profesionales todas las Primeras Damas han cumplido una labor y han hecho un papel, difícil, de asesora y anfitriona de sus maridos. Cuando Hillary Clinton llegue a la Casa Blanca habrá que reescribir el puesto, pero hasta ahora, han “trabajado” en lo que se podía en cada época en la que vivieron y han apoyado a sus maridos de la forma en que cada uno de ellos ha estimado que le venía mejor.

Como primera anfitriona atendieron miles de fiestas, cenas de estado, recepciones y ruedas de prensa y por ello, sus vestidos han sido el centro de todas las miradas. Este es, como ya hemos dicho, el origen de la colección del Museo de Historia Americana.

leyenda

 

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Pero no sólo de vestidos vive la anfitriona: también los objetos de uso habitual han pasado por las manos de estas mujeres y muchas veces han reflejado sus estilos propios.

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Las vajillas, cuberterías y cristalerías de uso en la Casa Blanca también forman parte de ese material de trabajo que identifica a las diferentes administraciones. Se conservan piezas de cristalería utilizados por los Washington en Mount Vernon, su casa. La vajilla de estado se la regalaron a Martha Washington en 1796:  lleva su monograma en el centro y los platos están bordeados con los nombres de los quince estados que entonces formaban la Unión. Compraron,además, otra vajilla de Sevres, lisa blanca y con los cantos dorados, al Conde Moustier para utilizarla en las mansiones presidenciales de Nueva York y Filadelfia.

Los Adams adquirieron la suya también en Francia en 1784, durante el tiempo en el que el Presidente Adams fue ministro en Paris: es de Sevres, de color blanca y con ramilletes de flores azules. Los Madison cargaron con el trabajo de volver a montar la Casa Blanca de nuevo: un incendio en 1814 la dejó arrasada. Su vajilla, blanca con los bordes de filigrana dorada, negra y naranja, también era francesa.

La administración del Presidente Monroe fue la primera en encargar una vajilla para uso exclusivo de los presidentes. El diseño conjuga los símbolos estadounidenses -bandera y águila- con viñetas sobre fondo rojo en el borde que representan el comercio, la agricultura, las ciencias, las artes o la guerra. Se compró a la empresa francesa Dagoty-Honoré en 1817. Cuarenta años después, ya durante la administración Lincoln, las piezas blancas con cenefas moradas y doradas que se utilizaron se decoraron con este mismo modelo de águila. La señora Lincoln utilizaría también su juego de te familiar -con el escudo- y su cubertería de plata y mango de madreperla, con sus iniciales, para atender a sus invitados en la Casa Blanca.

exposición First Ladies

La administración que les siguió -el segundo Presidente Adams, hijo del anterior- parece ser que pudo haber comprado una vajilla que se había diseñado para los Duques de Mondragore -por los dibujos propios de esa familia que la adornan- durante su estancia como embajador en Rusia entre 1809 y 1814. A pesar de ser suya propia, su mujer la utilizó en los actos oficiales de la Casa Blanca. Como también lo hizo Harriet Rebecca Lane: su vajilla de Sevres rosa y blanca se utilizó en las recepciones de estado.

Un servicio de postre que perteneció a Sarah Polk -también francés y de  Dagoty-Honoré- fue el primero que se decoró con el escudo de los Estados Unidos y con el lema nacional E pluribus unum (De muchos, uno). De estilo similar fue el diseño escogido por Caroline Harrison para la vajilla de estado: en el interior del plato, además del águila y del lema nacional, cuarenta y cuatro estrellas homenajeaban a los estados que ya formaban la Unión. La cenefa de trigo y solidago (o vara de oro, flor nacional de Kentucky y de Nebraska) en el borde del plato estaba dedicada a su marido. Era su flor favorita. A la señora Harrison se debe la colección de porcelana que hoy se expone en la Casa Blanca: buscó piezas antiguas de otras vajillas, piezas perdidas o a las que se daba un uso diferente, las restauró y con ellas creó la colección que hoy puede verse en la Sala de China.

La primera señora Roosevelt -Edith- se pasó a las vajillas inglesas: la suya, de Wedgwood, de fondo blanco y cenefa dorada fue la primera en la que se incorporó el escudo estadounidense completo y en color.

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Los Truman solicitaron una vajilla que hiciera juego con el comedor de estado recién redecorado: de fondo color crema, y con el borde verde oscuro -el color del comedor- y dorado. Mamie Eisenhower, que fue la Primera Dama que llegó después, completó la vajilla, que había perdido muchas piezas, con un diseño similar que pudiera complementar lo que quedaba. Es de borde dorado y con el mismo escudo en el centro. ¡No era cuestión de gastar tras los dispendios de la II Guerra Mundial que aun sufría el país!

Lady Bird Johnson -en realidad, Claudia de nombre- se empeñó en embellecer todo lo que rodeaba la vida en la Casa Blanca: de su pasión por las flores es la cenefa de ramilletes del diseño que encargó para la vajilla. El águila americana no se movió del centro de los platos. A Nancy Reagan se le afeó el gasto en vajilla. Tenía 4.370 piezas decoradas en blanco, rojo y dorado. ¡Pero se costeó con donaciones privadas! Laura Bush, más comedida, solicitó piezas que pegaran con todo tipo de mantelerías de lino, hilo o algodón. Es blanca, con filigrana dorada y un dibujo de enrejado en el borde. El águila es de diseño más moderno y también ocupa el fondo del plato.

Michelle Obama también ha puesto su sello personal a la vajilla que se estrenó en la visita de estado del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en mayo de 2015. El diseño -personal de la Primera Dama asistida por el interiorista Michael S. Smith-, está inspirada en Hawaii. Tiene una banda de color  “azul Kailua”, comunidad de Honolulu donde pasan sus vacaciones los Obama, en el borde y en el centro, el escudo presidencial. Ha sido fabricada en Pickard China of Antioch, Illinois (estado natal de la Sra. Obama) y se estima que tiene un valor de 367.258 $ que ha financiado la White House Historical Association, fundada en 1961 por Jackie Kennedy.

 

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(Fotos: propias y Museo de Historia Americana; vajilla M. Obama: the luxonomist; sello de EEUU).