¿Cubríos o descubríos?
Nos han preguntado esta mañana si sabíamos que los doctores gozan del privilegio de no tener que descubrirse ante el rey. Francamente, así contado suena raro: nos lleva a las épocas de nobles con espada, sombrero de ala ancha y reverencia. Pero la pregunta nos la hacen a partir de este titular de la web de “Monarquía Confidencial”:
Por qué el hacker Chema Alonso no se quitó el gorro delante de Felipe VI
durante una visita que el Rey Felipe VI hizo hace unos meses al Mobile World Congress que se celebró en Barcelona. Chema Alonso es un conocido hacker. No es que sea una noticia de alcance, pero es un asunto protocolario y, por una vez, no de “saltárselo”, que es el favorito de la prensa.
Según cuenta esta web, don Felipe se acercó a ver algún tipo de dispositivo que presentaba y no se quitó el gorrito de lana que, por lo visto, lleva habitualmente. Al locutor de esRadio Federico Jiménez Losantos no le pareció nada educado el gesto y el hacker se defendió diciendo que como doctor que es -en Seguridad Informática- simplemente hacía uso del privilegio concedido a los doctores. Según dice la noticia, por “Felipe III”, que ” visitó Zaragoza y presenció una investidura de doctor en la que ordenó al rector y a los doctores no sólo que se sentaran, sino que se cubrieran con el birrete.”
El ceremonial universitario es complejo, lleno de simbolismo y está reglamentado. Desde cada una de las piezas que compone el “uniforme” del doctor en los actos universitarios, hasta los colores de las diferentes especialidades. Y es cierto que los doctores universitarios gocen de honores, libertades, privilegios y exenciones debidos a su alto reconocimiento. Y entre ellos, el de permanecer descubierto.
Fue en las Cortes de Monzón (1553) donde se concedió el fuero de nobleza a los doctores como ya era costumbre y tradición en otros reinos españoles:
“por razón de los grandes trabajos y gastos que han sostenido en poder obtener tal grado, y muchos se aficionan a tal profesión; por ende Su Alteza estaueçe y ordena que el que fuere graduado de Doctor en Cánones o en Leyes en cualquier Universidad aprobada por los Reynos de Su Magestad, puedan ser promovidos, conforme a fuero, a Cavallero…”.
Y es cierto, que Felipe III, en una visita en 1499 a Zaragoza en 1599, presenciara una investidura de doctor, y ordenara tanto al rector como a los doctores no solo que se sentaran, sino también y además, que se cubrieran con el birrete. Permanecer cubiertos ante el monarca era privilegio de los Grandes de España.
Este privilegio es, de hecho, el origen de la expresión “Doctores, sentaos y cubríos” con la que se inician los actos universitarios solemnes. Aunque, para ser exactos, no es unánime. En algunas universidades españoles, y en el desfile de doctores hacia el aula donde se va a celebrar el acto, unos van cubiertos y otros no, por lo que el rector al iniciar el acto solemne unas veces dice “sentaos y cubríos” y otras, “sentaos y descubríos”.
Como argumento, ¿el Sr. Alonso utilizó el mejor posible?, ¿para quisquillosos, el Sr. Jiménez Losantos?
Nosotros os preguntamos: ¿tenía que haberse quitado el doctor Alonso el gorrito o no?
Este es el enlace a la noticia:
http://www.monarquiaconfidencial.com/el_confidente_de_la_corte/hacker-Chema-Alonso-delante-Felipe_0_2604339545.html
(Dedicado a Natxo de la Serna)
(Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Cortes_de_Monz%C3%B3n_(1553)#/media/File:Constitucions-CortsCatalanes-1552.jpg)