En todos los viajes oficiales, reuniones de trabajo, bilaterales, cumbres y demás formas de juntarse que se tercien, es inevitable que los convocados se sienten alrededor de una mesa a comer, cenar o desayunar. ¡Y que se hagan una foto!
Sin embargo, yo creo, que si bien lo primero no lo pueden evitar, pues no hay nada mejor que una mesa para trabajar a gusto, y, al fin y al cabo es a lo que van, lo segundo deberían evitarlo.
Las mesas de trabajo a las que se le suman además de papeles y carpetas, menaje y alimentos son «feas»: no son esas fantásticas mesas de comedor montadas para cenas de gala, que, además, se fotografían siempre antes de poner en ellas cualquier alimento o bebida, si no un «totum revolutum» que da una imagen, al menos, rara. Cruasanes con uvas, casan mal con carpetas y jamón. Parecen un catálogo de un supermercado.
A la muestra me remito….
Angela Merkel con el Primer Ministro de China
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3 Comments
Madre mía, con el cuidado que hemos tenido nosotros cuando trabajaba en la universidad ¡hasta quitábamos las etiquetas de las botellas de agua en las mesas presidenciales!
Y el de la derecha está ya sirviéndose, por poco sacan a la Sra Merkel a carrillo lleno degustando su croissant…
¡Si, la guerra contra las botellitas de agua también la tengo yo! Publicidad gratuita..
Gracias por participar!
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