Otras confesiones, otros duelos

Hace unos días falleció el ex-primer ministro israelí, Ariel Sharon. El lunes pasado le enterraron en su propiedad del desierto del Neguev.

Funeral7

El ataúd, cubierto por la bandera israelí,  llegó al rancho portado por ocho generales del Ejército israelí que lo sacaron del vehículo militar en el que le trasladaron desde Jerusalén. La ceremonia se celebró según el rito judío.
Funeral3

Previamente,  se había celebrado en la explanada del Parlamento (Kneset) un acto de homenaje en el que participaron representantes y mandatarios de gobiernos de todo el mundo.

ENTIERRO DE ARIEL SHAR”NFuneral4ENTIERRO DE ARIEL SHAR”N

Enlaces sobre este acto:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/ultimos-preparativos-para-funeral-ariel-sharon/2304007/
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/01/12/actualidad/1389512969_645296.html
http://www.lanacion.com.ar/1655143-el-funeral-de-estado-de-ariel-sharon-con-cientos-de-israelies-y-poca-presencia-internacional

En otros funerales y entierros de mandatarios europeos o americanos que hemos seguido, los rituales nos eran bastante familiares: la confesión católica está en la base de nuestra cultura europea. Pero leyendo sobre este entierro nos hemos dado cuenta de lo poco que sabemos de los ritos o costumbres funerarias de otras confesiones.

Y nos hemos puesto a buscar esas costumbres y ritos que se siguen en la confesión judía. De todo lo que hemos leído, hemos hecho un resumen con aquello que era común a todas las versiones que hemos encontrado. Evidentemente, partiendo del desconocimiento total, podemos habernos enterado mal, pero aun a riesgo de equivocarnos, hoy lo subimos al blog: agradeceremos -de corazón, como es costumbre de este blog- toda información, corrección o matización que nos podáis hacer.

Cuando fallece una persona de confesión judía se llevan a cabo una serie de rituales para honrar su memoria y consolar a sus deudos. Las personas implicadas en estos ritos y las que están de luto, son el padre, la madre, el hijo, la hija, la hermana y el cónyuge del fallecido: son los Onen y para poder preparar el funeral quedan libres de las obligaciones religiosas de la mañana y la noche y si son hombres, de colocarse el tefilim*.

Tefilim

El cadáver no se exhibe: debe estar tapado  y nunca estar solo. A su cabecera se enciende una vela o una luz para recordar que “el alma es la luz del Señor” (Proverbios 12:21). También es costumbre cubrir espejos y adornos pues son símbolo de lujo y vanidad y no es momento de exhibiciones.

El entierro debe celebrarse lo antes posible, incluso el mismo día. Sólo se retrasa si se honra al fallecido de forma especial; por Shabat; Iom Tov o porque se quiera viajar a Israel a enterrarlo.

El cuerpo ha de ser lavado y purificado (Tahará o baño ritual), tras el que se le pone la mortaja (Tajrijim), costumbre que se instauró en la época talmúdica, cuando Rabán Gamliel recomendó que todos los judíos fueran enterrados de la misma manera simbolizando que la muerte iguala a todos, y, si es varón, el Talit** que usó habitualmente.

talitmuroTalit

Tras la Tahará, los que están de luto se rasgarán la ropa (Keriá) simbolizando así la amargura que se siente por perder a un ser querido de forma que todos puedan verla. Después se recita una oración (Male Rajamin) por el alma del difunto y el Kadish, uno de los principales rezos de esta confesión, que es un panegírico a Dios, antes de enterrar el cuerpo.

En el cementerio el ataúd se baja inmediatamente a la fosa. Las personas que echen tierra en la fosa no se deben pasar la pala de mano en mano: tienen que dejarla en la tierra. La siguiente la tomará de allí y procederá de la misma manera. Se simboliza así la voluntad de no transmitir desgracias a otros. Está prohibido enterrar en mausoleos o incinerar los cadáveres. La Biblia dice claramente: “… pues polvo eres y al polvo volverás”. (Génesis2:19). Después se lavan las manos de forma ritual (Netilat Iadaim) para alejar la impureza que supone el contacto con la muerte.

El luto, según la ley judía, se alarga durante tres periodos diferenciados: Shivá (primeros siete días de luto); Shloshim (treinta días después de la muerte) y Avelut (doce meses hebreos desde una muerte.

Shiva: es la semana de luto, siete días a partir del entierro, cuyo objetivo es ayudar a los familiares de luto a enfrentarse al hecho. Lo adecuado es reunirse en la casa del fallecido para acompañar a los dolientes. Se utilizarán zapatos de lona pero no de cuero y los familiares de luto no se sentarán en sillas, sino en bancos bajos o almohadones (“sentar shivá”). La puerta de la casa se deja abierta para que amigos y familiares puedan entrar a consolar a sus seres queridos sin molestar; no se hace trabajo alguno (lo que a veces requiere consultar con el rabino por la imposibilidad de hacerlo) y ni se viste ropa nueva, ni se corta uno el pelo o la barba; ni se usan productos de higiene que no sean los básicos; ni es momento de hablar de herencias, testamento o de retirar de la casa objetos del fallecido.

Shloshim: aunque pasada la primera semana de luto se vuelva a la actividad habitual y al trabajo, las personas de luto aun se privarán de algunas cosas en señal de respeto durante los 30 días que dura esta etapa. El luto deja de ser obligatorio y es costumbre visitar la tumba del fallecido el día que se cumple el mes de duelo.

Avelut: este tercer periodo dura 12 meses hebreos y hasta el primer aniversario de la muerte. Pasado este tiempo quedan prohibidas las manifestaciones de luto.

Enlaces sobre ritos funerarios judios:
http://www.ehowenespanol.com/protocolo-gentiles-funerales-judios-info_186277/
http://321judaismo.com/rezos/shiva-y-shloshim/
http://jinuj.net/articulos_ver.php?id=524

 

*pequeñas envolturas o cajitas de cuero donde se guardan pasajes de las Escrituras: una  se ata con correas sobre el brazo izquierdo (o derecho, si la persona es zurda) dando siete vueltas al mismo y la otra se coloca sobre la cabeza.  Los hombres, cumplidos 13 años, se lo colocan a diario salvo en el Shabat o en otras festividades judías)
Tefilim2

** Manto de oración. Pieza rectangular de lino o de lana (hoy ya de poliéster o de seda) con flecos especiales llamados Tzitzit en cada una de las cuatro esquinas.