Tomar el té con Melania
Sabemos todos que los Reyes don Felipe y doña Letizia han visitado oficialmente los Estados Unidos. El viaje empezó en Nueva Orleans y San Antonio -ambas ciudades celebran este año los trescientos años de sus respectivas fundaciones- y acabó en Washington. En la Casa Blanca les recibieron el presidente Trump y su mujer Melania. Y hubo agenda para el Rey y agenda para la reina.
De visita en la Casa Blanca con Donald y Melania
Las visitas de los jefes de Estado se organizan con mucho tiempo. Las agendas se cierran tras varias reuniones entre los equipos de los dos país -anfitrión e invitado- con mucha antelación. Nada se deja al azar: se contemplan todos los detalles. Y por tanto, también los aspectos protocolarios. A nosotros nos gusta seguir estas visitas con ayuda de los correspondientes manuales de protocolo. En Estados Unidos, ya lo hemos visto en otras entradas, tiramos de la guía oficial. En ella se explica con todo detalle el protocolo de la ceremonia de bienvenida:
-Llegada en avión a la Base de Andrews en Maryland
-Recibimiento con alfombra roja, honores militares e himnos de los dos países
-A cargo del jefe de protocolo de la Casa Blanca, acompañado del embajador estadounidense del estado visitante, altos funcionarios del Departamento de Estado, miembros del cuerpo diplomático y funcionarios de la embajada del país visitante y
-traslado a Washington: en helicóptero o en coche.
El jefe de protocolo, Sean P. Lawler, recibe a los Reyes en la Base de Andrew: no falta tampoco la alfombra roja
En la agenda de esta última parte del viaje estaban previstas visitas al Banco Mundial, al Capitolio y a la Casa Blanca. Tras la bienvenida y las fotos en el despacho oval, el Rey mantuvo una reunión en el presidente y la reina, se trasladó a la Sala Roja para tomar el té con Melania.
Dice la guía de protocolo, que “cuando al dignatario visitante le acompaña su mujer“, ella participa tanto de la ceremonia de bienvenida , el almuerzo y la cena -si es que están en agenda- pero no en la reunión con el presidente. “La mujer del presidente, habitualmente, invita a la mujer del visitante a tomar un té o un café tras los saludos de bienvenida y mientras los maridos están reunidos“.
Para esta charla informal entre mujeres se ha elegido el Salón Rojo de la primera planta:
Es una de las varias salas de recibir que tiene la Casa Blanca. Debe su nombre al entelado de las paredes: sarga de satén de color rojo con una cenefa dorada. Los muebles son de estilo Imperio y datan de entre 1810 y 1830. Los sofás y sillones están tapizados en la misma gama de rojos, con tejidos hechos en los Estados Unidos y basados en diseños franceses de la época. Se ha remodelada en varias ocasiones -entre ellas, en la gran remodelación de Jackie Kennedy en 1962, en la que el rojo elegido fue menos intenso- la última en 1971.
Tomar el té -o el café- aunque hoy parezca anacrónico, entra de lleno en las labores de representación que conlleva el papel de la Primera Dama en Estados Unidos. Aunque no es un cargo electivo, ni tenga obligaciones oficiales, ni reciba un salario por ello, se acepta por tradición que mientras el marido ejerza la presidencia, su mujer no trabaje y se limite a acompañarle en las ceremonias y actos oficiales.
No deja de ser cierto también que, aunque nada obliga a cruzarse de brazos mientras los presidentes avanzan en sus carreras profesionales y políticas, para la mujer se sigue reservando el papel “decorativo” de antaño. Sin embargo, muchas de ellas han desarrollado labores muy loables durante el mandato de sus maridos: así os lo contamos en una de las entradas sobre las First Ladies publicadas en septiembre de 2016. ¡Al menos se van adaptando algo a los tiempos que corren!
Sobre el papel de las primeras damas recomendamos el artículo de la Dra. Dolores del Mar Sánchez-González, publicado en la Revista de Estudios Institucionales nº 1, vol. 1, que enlazamos para facilitar la lectura.
El papel de la primera dama Dolores del Mar
(Fotos: Casa Real y Museo de la Casa Blanca)