Esta semana las estadísticas no han dado una sorpresa: ¡hay empate! Es la primera vez desde que resumimos el transcurrir de las semana los domingos por la noche que dos entradas empatan en el número de visitas. Son: la Casa de Borgoña y el desfile diplomático en la saleta Gasparini
En la primera de ella, os recomendamos un estupendo estudio sobre la Corte de Borgoña, su organización, los espacios palatinos -cámara, capilla, caballeriza…- las profesiones y profesionales que vivían en la Corte y los que trabajaban en ella. Ya entonces había trabajadores fijos que cobraban gajes -sueldos- que podían o no completarse con otras prebendas -harina, tocino, cera- y trabajadores fijos discontinuos: pasaban unos meses en la Corte y luego se marchaban a sus casas a esperar que volvieran a llamarles. ¡Lo estamos disfrutando mucho: de momento, ya hemos dejado Flandes y nos estamos dirigiendo a Valladolid. Carlos I, emperador, se trae en las alforjas los usos y costumbres de la corte de sus padres Felipe el Hermoso y Juana de Castilla.
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Y sin salirnos de los espacios palatinos, pero andando en un momento los cinco siglos de diferencia que median entre Carlos I y Felipe VI, la segunda entrada más vista nos mete a todos en el Palacio Real de Madrid para que seamos testigos de la recepción al cuerpo diplomático acreditado en Madrid: es la primera del nuevo monarca y recobró los usos y formas que se habían dejado de hacer por las operaciones de cadera de don Juan Carlos.
(Foto: Casa Real)
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Originalmente publicado en Protocolo a la Vista