La mesa de la cena del MWC2018

La mesa de la cena del MWC2018

La mesa de la cena del MWC2018

En cuanto los medios publicaron las primeras fotos de la cena previa a la inauguración del Mobile World Congress los mentideros protocoleros se lanzaron sobre ella. No para discutir de política -la gran mayoría de los profesionales protocoleros han trabajado para «señoritos» de todo color político- sino para pasarnos un buen rato comentando detalles o elementos de protocolo. ¿La habríamos montado de la misma manera? Aunque tengamos fama de «estrechos», el protocolero es flexible y se ayuda de la disciplina y sus herramientas para cuadrar los actos al gusto de varios contrarios a la vez. Negociar y proponer. Es la clave. No hay una única solución: hay varias posibles.

Presidencia de la mesa

De la mesa en cuestión lo primero fue la presidencia. Las fotos no ayudaban a ver el número de comensales que compartieron mantel con el Rey: en unas parecían ocho y en otras, nueve por cada uno de los dos lados de la mesa. Lo único que estaba claro era que se trataba de una mesa rectangular con presidencia francesa. Al rey se le ve muy bien: la altura es un dato. Si eran ocho los comensales aquella mesa estaba mal. Y podía parecer que presidía la vicepresidenta.

El tipo de mesa y de presidencia son fundamentales para ordenar los puestos de mesa. La mesa rectangular tiene las cabeceras planas y si la presidencia es francesa ningún comensal se sentará en ellas. La presidencia estará en el centro de la mesa.  Para marcar claramente qué puesto es el central, el número de comensales por cada lado de la mesa tiene que ser impar.  A partir de ese primer puesto ordenaremos los siguientes. La segunda presidencia, frente a la primera. Y luego, los dos puestos a la derecha de ambas; para continuar con los dos puestos a la izquierda de cada una de ellas (sistema cartesiano) o bien, derecha primero e izquierda, después de la primera presidencia  y consecuentemente, lo mismo de la segunda presidencia (sistema del reloj) hasta acabar con los puestos de la mesa.

Hasta que no se confirmó que eran diez y ocho comensales, nueve por cada lado, los protocoleros siguieron haciendo cábalas. ¡Qué alivio! Pero eso si, intercambio de fotos, wasaps y tuits a toda velocidad! Todos dándole vueltas y vueltas a las fotos y sumando comensales desde los diferentes tiros de cámara. Las discusiones profesionales son siempre muy especiales: se hable de poner un cohete en la luna o de sentar comensales en una mesa.

Sistema de ordenación de invitados en esta mesa

Una vez aclarado que quien presidía era el Rey y que frente a él estaba el ministro Álvaro Nadal, los comentarios siguieron con el sistema de ordenación de los invitados. ¿Sería cartesiano o del reloj? La derecha del Rey fue para la Vicepresidenta. La del Ministro Nadal para «un señor calvo». No se puede ordenar sin saber quienes son los comensales y sus cargos.  Son datos básicos para ir «peinando» las listas de invitados: prelar antes de empezar es fundamental. Asignar después esos nombres ya ordenados a unos puestos de mesa, también ordenados, es bastante más sencillo que moverlos por la mesa sin criterio.

Otros elementos de la mesa

Además de ponernos estupendos con el protocolo, nos sabemos poner muy quisquillosos con otros detalles: decoración, estética o comodidad. Por poner los más habituales. En general, a la mayoría, la mesa les resultaba excesivamente ancha. Se comenta todos los años. Si además es larga, a simple vista da impresión de «deslavazada». ¿Qué puede dar esa impresión? Las mesas rectangulares con presidencias francesas, por lo general, son ideales para ocho o diez comensales como mucho, porque si no,  los de los extremos se quedan descolgados de las conversaciones de los comensales del centro y muy solos en sus extremos. En la mesa se sentaron diez y ocho personas…
Las flores, si se ponen, ya sabemos que ni deben oler, ni deben ser composiciones altas. Para que no molesten y los comensales se vean las caras. Y para que su olor no interfiera con el sabor de los alimentos. Sobre gustos no hablamos, pero el mix de «macetas» grandes y pequeñas, resultaba chocante. ¿Estaban para disimular es espacio vacío entre los comensales de uno u otro lado?
Vajillas, cristalerías y cubertería son imprescindibles para comer. Y tampoco vamos a hablar ni de gustos, ni de tendencias al respecto. Pero, esos vasos entre grises y marrones, como con rayas blancas aunque fuesen ondas del cristal, ¿se han puesto para ser los protagonistas de la mesa? ¿O para que no nos fijemos en otros detalles?

Cuando lo protocoleros decimos que el protocolo comunica, ¿lo decimos con conocimiento de causa? ¿Qué os parece?

(Fotos: elPlural.com; elempresario.com; el País; comensales del croquis: Carlos González Mazón).