Actos con menos público, pero no menos emotivos
¿A qué nos referimos con “menos público, pero no menos emotivos”? Como os adelantamos en nuestro tardío resumen del lunes nos hemos reservado para hoy dos actos de la semana pasada que no queríamos liquidar con un comentario corto en dicho resumen: la celebración del Día de la Fiesta Nacional y la entrega de los Premios Princesa de Asturias. Tanto de uno como de otro hemos publicado ya algún que otro post: la organización compleja del primero y sus aspectos protocolarios más señalados; o la reflexión al hilo de la entrega en 2017 de los segundos. Pero este año la pandemia ha hecho que hayan tenido que modificarse y por eso nos interesa acercarnos a los dos. Han sido más cortos, ha habido menos público presente, pero no han sido menos emotivos.
Vamos primero a lo obvio: el cambio de los espacios elegidos. La celebración del Día de la Fiesta Nacional pasó del Paseo de la Castellana al Patio de la Armería del Palacio Real. La entrega de los Premios Princesa de Asturias, del Teatro Campoamor al Salón Covadonga del Hotel Reconquista de Oviedo. ¿Qué significa a efectos prácticos? Que hay que reducir los frentes a trabajar: contenido, invitados, público… ¿afecta esto a hacerlos menos emotivos?
Menos espacio, menos público
El desfile del Día de la Fiesta Nacional ha ocupado diferentes tramos del paseo madrileño, pero, fuera el que fuera el elegido, se cerraba prácticamente entero para disponer del espacio suficiente que permitiera los movimientos de la tropa, que son muchas personas como os contamos en octubre de 2013. Por tanto, reducir el desfile era lo primero. Con una representación de los más conocidos se podía cumplir esta premisa: no faltó la Legión -que este año celebra su centenario-, ni faltó la UME. No era momento de blindados, vehículos o motos. Pero sí la de completar el acto con una representación de esos otros “batallones” que pelean en la primera línea de batalla: los servicios de emergencias que pelean contra el COVID allá donde se les necesite. Ha faltado el paracaidista, si. Pero se trata de buscar a qué se puede renunciar.
Encogido el espacio y reducidos los participantes, lo siguiente es disminuir la lista de invitados. Para representar a los españoles, están sus autoridades: aquellas personas que ocupan los cargos de mayor rango en la estructura del Estado. Cúpulas del poder ejecutivo -presidente y ministros-, del legislativo -presidentas del Congreso y del Senado- y del judicial -presidente del CGPJ- sin olvidar al presidente del Tribunal Constitucional. Y, como estado autonómico que somos, los presidentes de las Comunidades Autónomas. Otros años hemos visto que había acompañantes en las listas de invitados. Este año, no:
Por su parte, los premios Princesa de Asturias se han entregado desde su primera edición, hace ya 40 años, en el Teatro Campoamor. Lleno hasta la bandera en todas las ocasiones y con representación de toda la sociedad española, además de las autoridades del Estado. Pero, la pandemia los ha sacado de su casa natural. El Salón Covadonga, a pesar de la diferencia de tamaño, ha sido el escenario de este año. En esta salón del Hotel Reconquista se organiza habitualmente, una audiencia con los Reyes por la mañana y los premiados reciben de sus manos el pin del premio. También se ha hace la foto de familia.
Obligados por este primer encuentro a desalojar el salón -antigua capilla- para no repetir el mismo espacio, este año se ha recurrido al patio central del hotel para montar allí un pequeño escenario que sin ser igual -evidentemente, imposible- sí recordara al habitual y dejar libre el Salón Covadonga para preparar allí la entrega: las dos fotos superiores muestran la audiencia a los premiados de 2019; las dos inferiores corresponden a esta edición.
Aunque quinielas hubo y muchos se preguntaron e incluso adelantaron la posible configuración del espacio…
hasta que los Reyes no entraron en él, no pudimos ver la disposición de la presidencia y de los invitados:
Sin la tradicional mesa presidencial, con las sillas manteniendo la distancia de seguridad obligada, en filas en diagonal frente a la presidencia para permitir el acceso -claramente señalado por la alfombra- a la misma, con el atril para las intervenciones, la moqueta azul…. era una representación en pequeño del escenario habitual.
¿Invitados? Si es menor el espacio, menor será el número de ellos. Como en la celebración del Día de la Fiesta Nacional, una representación del Estado -la Vicepresidenta 1ª, las presidentas del Congreso y del Senado, el presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ y el Jefe de la Oposición, que son las que marca el RD 2099/83 de precedencias- además de la presidencia de la Fundación Princesa de Asturias, anfitriones del acto. Y, claro está, los premiados. Sin ellos, la entrega no tiene sentido. Teniendo en cuenta además, que la pandemia impide la movilidad, los que no pudieron estar presentes, participaron a través de videos.
…pero no menos ceremonial
¿Y eso cómo se hace? Sabemos, que el protocolo son las normas -leyes, reales decretos, reglamentos….de aplicación en los actos oficiales- y que el ceremonial son las formas. Por tanto, ¿qué forma le damos a estos dos actos, tan condicionados por la pandemia, para que sean emotivos. Para que transmitan, para que se sientan, para que se sobrepongan a la fuerza de la pandemia, para tener sentido.
Si seguimos otros actos anteriores de ambos actos, comprobaremos, en el caso de la celebración del Día de la Fiesta Nacional, que tras los saludos de la llegada, los honores de reglamento, la revista a la tropa y los saludos a las autoridades formadas -por su orden según el RD 2099/83- y después de obtener permiso para iniciarse el acto, los siguientes hitos son:
–Izado y homenaje a la Bandera Nacional.
–Homenaje a los que dieron su vida por España.
-Desfile
-Saludo de SS.MM. los Reyes a los cuadros de mando participantes en el desfile.
-y despedida
Y en el caso de los premios la llegada por la alfombra azul de invitados y autoridades, el saludo, la entrada solemne en el salón tanto de los Reyes y de sus hijas, como de los premiados -incluida la Reina Sofía que también este año participó en la ceremonia desde un balcón asomado al Salón Covadonga-, el himno al inicio del acto, las intervenciones y la entrega a cada premiado de su galardón han seguido el mismo esquema.
Si en ambos casos se han mantenido el mismo guion, ¿dónde está la diferencia? Lo dicho: en la forma.
Uno de los hitos más emocionantes en la celebración del Día de la Fiesta Nacional es el homenaje a los que dieron la vida por su país. Es un momento en el que muchas familias no pueden contener las lágrimas pues en muchas ocasiones esta parte de la ceremonia está dedicada a los suyos. atentados terroristas, guerras, sucesos… El paso lento de la entrada de la corona de laurel, el izado solemne de la bandera, la música y la tropa entonando La muerte no es final, el toque de oración, el sonido de la campana y la pasada por el cielo de la Patrulla Águila son hitos que provocan esta emoción. Podría hacerse de otra manera, pero es esta secuencia la que consigue ese efecto. En otras ocasiones, el desfile posterior alivia el momento de tensión y al ser largo, al final, queda el recuerdo, pero ya no tanto ese nudo en la garganta que se les pone a muchos. Al juntarse todo ello, al quedar tan cerca un hito del otro -homenaje, desfile y saludos- la sensación de emotividad no se diluye.
En el caso de los Premios Princesa de Asturias, el hilo que los ha cosido este año ha sido la pandemia. Sin esta emergencia sanitaria, los premios habrían sido como siempre. Por tanto, no había premio que fuera más significativo que el de la Concordia pues fue el concedido a los sanitarios españoles en primera línea contra la COVID-19. Aun siendo el de las Artes a Ennio Morricone y John Williams, uno de esos que se recordaría como el que marca una edición determinada, la presencia de los representantes sanitarios, sus gestos de agradecimiento -mano en el corazón- y sus lágrimas no disimuladas brillando sobre las mascarillas durante la entrega, serán ya para siempre imagen de los de este año. Este pautado -fue el último premio en entregarse- fija en la mente del público el momento más emotivo de todos. Millones de españoles se sienten identificados con ellos, conocen su esfuerzo -¡palmas en los balcones no han faltado nunca durante el confinamiento!- y agradecen la inmensa labor que hacen a diario.
Si se tiene el detalle de recordar, además, al “hogar al que no puedo ir” cerrando el acto con el himno asturiano desde el Teatro Campoamor…
Dos actos exprimidos para sacarles todo su jugo. Dos actos cuya esencia se ha servido en frasco pequeño. Como el perfume, ¡que por eso es más caro!
(Fotos: servicios de urgencia y Homenaje a los Caídos; patio Hotel Reconquista; salón Covadonga 2019; premiados 2020; propuesta El Comercio de Oviedo; saludo a las autoridades; propias y capturas de pantalla de TV1)