Con las Órdenes en la pechera

19 mayo 2014

La semana pasada el rey D. Juan Carlos presidió el acto conmemorativo del 250 aniversario de la Academia de Artillería de Segovia. El acto se celebró en los jardines de la Reina Victoria Eugenia, ante el Alcázar de Segovia.

El rey lució en el bolsillo izquierdo de su pechera, además de múltiples condecoraciones militares, las cuatro órdenes militares españolas: Montesa, Alcántara, Calatrava y Santiago. Las cuatro se unen bajo la presidencia del Infante D. Carlos en el Real Consejo de Órdenes Militares (http://www.ordenesmilitares.es/real-consejo/) siendo D. Juan Carlos, el Gran Maestre. ¿Qué son, qué historia tienen? Aunque sea un poco largo, creemos que siempre es interesante conocer lo que significan.

Orden de Montesa
Fue aprobada por bula del Papa Juan XXII el 10 de junio de 1317, a propuesta del rey don Jaime II de Aragón y Valencia. Se invirtieron en ella los bienes de la orden de los Templarios, extinguida por Clemente V. Se fundó el 22 de julio de 1319 en la capilla real del palacio de Barcelona. El sacro convento de esta orden estaba en la Villa de Montesa, y casi todos los caballeros que vivían en el convento murieron en un terremoto en 1748. La roca sobre la cual estaba el castillo, se abrió y desplomó en gran parte. Los supervivientes se fueron a vivir a Valencia, a la casa del Temple.

Orden de Alcántara
Es una orden militar creada en el Reino de León y de carácter casi exclusivamente extremeño. Nació al norte de la actual provincia de Cáceres con el nombre de San Julián del Pereiro. Tras su conquista a los musulmanes, la defensa de la ciudad de Alcántara fue otorgada a la Orden de Calatrava en 1214, pero cuatro años más tarde renunciaron a ella por la lejanía a Calatrava. Alfonso IX de León encomienda entonces su defensa a la recién formada orden de los Caballeros de San Julián de Pereiro a cambio de cierta dependencia de filiación con respecto a la orden de Calatrava. Por eso adoptan la regla del Císter. Al establecerse en Alcántara va desapareciendo el primitivo nombre de Orden de San Julián . En 1253 sus maestres ya se conocían como «maestres de la orden de Alcántara», quedando reducida San Julián del Pereiro a ser una simple encomienda de la orden.

Desde 1875 la orden es una condecoración personal concedida por el Rey por servicios militares.

Orden de Calatrava
Su origen se debe a un gesto heroico: Calatrava había sido arrebatada a los árabes por Alfonso VII de Castilla en 1147, dada la importancia estratégica del lugar como baluarte avanzado de Toledo ante los árabes. El rey quiso asegurar su defensa entregándola a la Orden del Temple, ya que por aquellas fechas no existían los ejércitos regulares, ni era fácil poblar las zonas de frontera. Unos años más tarde, ante el empuje islámico, el Temple dio la empresa por perdida, y devolvió la fortaleza al rey Sancho III de Castilla. Este rey reunió a sus notables y ofreció Calatrava a quien se hiciera cargo de su defensa. Entre la sorpresa y las bromas de los nobles, Don Raimundo, abad del monasterio cisterciense de Fítero, asesorado por el monje Diego Velázquez, que había sido previamente guerrero, aceptó el reto. Al no ofrecerse más alternativas, el rey cumplió su palabra, entregando Calatrava a los monjes de Fitero. Ellos, por su parte, formaron en poco tiempo un ejército de más de 20.000 monjes-soldado, uniendo, a los que había conseguido organizar Diego Velázquez en las cercanías de Calatrava, los que había reclutado D. Raimundo en el reino de Aragón. Ante tal multitud, los árabes declinaron entrar en batalla, retirándose hacia el sur.

Poco a poco, los monjes que permanecieron en Calatrava se desligaron de la Orden del Císter, fundando su propia Orden militar derivada en lo religioso del propio Císter, pero inspirada en los aspectos militares y estratégicos, del Temple.

El primer Maestre de la Orden fue don García que obtuvo del Císter y del Pontificado la primera regla. Esta regla, modelada sobre las costumbres cistercienses para hermanos laicos, impuso sobre los caballeros, además de las obligaciones de los tres votos religiosos (obediencia, castidad y pobreza), las de guardar silencio en el dormitorio, el refectorio y el oratorio; ayunar cuatro días a la semana, dormir con su armadura, y llevar, como única vestimenta, el hábito blanco cisterciense con la cruz morada (luego roja) “flordelisada”: una cruz griega con flores de lis en las puntas.

Las altas dignidades de la Orden fueron apareciendo a lo largo de los años y por orden de jerarquía, eran las siete siguientes:
Maestre: autoridad suprema. Otorgaba las encomiendas, confería hábitos y prioratos y administraba justicia a todas las personas pertenecientes a la Orden, vasallos incluidos. El cargo era electivo y vitalicio. La Orden tuvo un total de 30 Maestres hasta la fecha de unión con la corona Española.
Comendadores Mayores de Castilla y Aragón: primera autoridades, después del maestre, en las encomiendas de sus respectivos reinos.
Clavero: su misión era guardar y defender el castillo y el convento mayor de la Orden, (Calatrava la Nueva). También era lugarteniente del maestre.
Prior: Encargado de la cura espiritual de los caballeros. Representaba al abad de Morimond.
Sacristán: Encargado de la custodia de las reliquias de la Orden, vasos sagrados y ornamentos.
Obrero mayor: supervisor de las obras y edificaciones.

Actualmente la orden es una institución honorífica.

Orden de Santiago
Es una orden religiosa y militar castellano-leonesa instituida por Alfonso VIII de Castilla y aprobada por el Papa Alejandro III mediante bula otorgada el 5 de julio de 1175. Los caballeros de la Orden de Santiago aceptaron los votos de pobreza y obediencia. Sin embargo, al organizarse por la regla de los agustinos en vez de por la del Císter, sus miembros no estaban obligados a hacer voto de castidad y pudieron contraer matrimonio. Algunos de sus fundadores eran hombres casados. Aunque la bula del papa Alejandro III recomendara el celibato. En los Estatutos de la fundación de la orden se precisaba: “En conyugal castidad, viviendo sin pecado, semejan a los primeros padres, porque mejor es casar que quemarse”. Alfonso VIII les cedió Uclés (1174) -casa principal de la orden desde entonces-, Moya y Mira (1211), a las que se unirían posteriormente Osa, Montiel y Alfambra.